Suave quietud perfumada que advierte de la tormenta,
susurro de sabiduría, plena vida y cálida,
que respiremos de ti todas la maravillas
susurro de sabiduría, plena vida y cálida,
que respiremos de ti todas la maravillas
de la sabiduría ancestral que absorbes a tu paso,
que aprendamos de ti viento sabio,
desde donde sea que soples.
Que los silfos, tus espíritus,
vengan en tu brisa suave
y nos transmitan valentía y coraje,
que su paso veloz nos inspire
y sus conocimientos ancestrales nos colmen.
Brillante chispa de coraje, llamarada de deseo,
pasión por el cambio que eres fuego salvaje y furioso,
encendido por la voluntad, arde en nuestras venas
bienvenido en nosotros,
nuestros corazones son tus llamas.
Que las ardientes salamandras,
tus espíritus fugaces, chisporroteantes,
purifiquen y renueven nuestras vidas,
para que podamos renacer
de nuestras propias cenizas
al igual que el ave fénix:
como chispas luminosas y radiantes,
llenos de ardorosa armonía.
El poder del agua, el poder de sentir,
el ascenso en nosotros, antiguo y real,
calmado en la suavidad o arrojado al extremo.
Bienvenidas, olas salvajes de las profundidades
calmado en la suavidad o arrojado al extremo.
Bienvenidas, olas salvajes de las profundidades
y de los abismos oceánicos de nuestros sueños.
Que las ondinas bailen para nosotros,
que nos sumerjan con ellas
en un baño ritual de sales saludables,
que sean las espumas salinas
la limpieza de nuestros cuerpos y espíritus,
y que la belleza plateada de la blanca luna
nos colme de belleza, de amor y de pasión.
Madre en espera, niño en el vientre
hilo recién enhebrado espera la noche en el telar,
Tierra de la que venimos, Tierra a donde vamos,
Madre que soportas nuestro peso,
Madre en espera, niño en el vientre
hilo recién enhebrado espera la noche en el telar,
Tierra de la que venimos, Tierra a donde vamos,
Madre que soportas nuestro peso,
que nos has recibido desde siempre
que nos alimentas y sustentas generosamente.
Que los gnomos que moran en tus entrañas,
tus benéficos y trabajadores espíritus,
nos transmitan el conocimiento para cuidarte
y que nunca nos faltes tus arenas, tus rocas,
tus valles y montañas de belleza sin igual,
para que todo ser viviente
pueda seguir siendo alimentado por tu generosidad.
Perdona nuestras ofensas Madre Tierra,
y ayúdanos a regenerarte de tanta destrucción,
de tantos errores cometidos en tu seno,
de tanta contaminación a la que te hemos sometido.
Que así sea.
Hay cuatro grupos de espíritus de la naturaleza. Conocidos en la tradición esotérica como "elementales:
Los espíritus de la naturaleza que sirven en el nivel físico se llaman gnomos. Miles de millones de gnomos cuidan la tierra a través de los ciclos de las cuatro estaciones y procuran que todos los seres vivos reciban sus necesidades diarias .
Los elementales cuyo dominio es el elemento agua se conocen como ondinas. Estos hermosos y flexibles seres semejantes a sirenas son sutiles y rápidos en sus movimientos y pueden cambiar de forma rápidamente. Las ondinas controlan las mareas y tienen mucho que ver con el clima, la oxigenación y la precipitación.
Los sílfides son los espíritus del elemento aire, dirigiendo el flujo de las corrientes de aire y las condiciones atmosféricas. Purifican la atmósfera y airean cada célula de la vida con el aliento sagrado del Espíritu. Son portadores del prana sustentador de vida que nutre a todos los seres vivos. En niveles sutiles, los sílfides transmiten las corrientes del Espíritu del cielo a la tierra.
El cuarto grupo de elementales trabaja con el elemento fuego y se llaman salamandras. Su trabajo es crucial, ya que sirven en el nivel atómico de toda la vida orgánica e inorgánica, infundiendo las moléculas de la materia con los fuegos espirituales de la creación.
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