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sábado, 9 de junio de 2018

A LOS SIETE DURMIENTES, ORACIÓN PARA QUE PUEDAN DORMIR BIEN LOS QUE PADECEN INSOMNIO O PESADILLAS

 
Cuando tengas problemas para conciliar el sueño, reza esta oración a los 7 hermanos durmientes de Éfeso para pedir su ayuda y protección y conciliar un sueño tranquilo y reparador. Ellos durmieron durante 177 años por un milagro de Dios.
 
ORACIÓN
 
Gloriosos 7 Hermanos Durmientes,
benditos 7 hermanos de Éfeso
que guardáis el sueño de los insomnes,
ayudadme a conciliar el sueño.

Siete servidores de Dios
cuando estabais en la tierra,
Siete defensores para nosotros
ahora que estáis en la gloria.
Siete Durmientes emparedados por Decio
a quién Dios, Señor nuestro,
les concedió con su infinita misericordia
el sueño más largo y placentero
para evitarles el dolor y el sufrimiento
al que los herejes os habían condenado.
Maximiano, Maleo, Martiniano,
Dionisio, Juan, Serapión y Constantino,
provocad en mi el dulce sueño del descanso,
velad por mi mientras duermo
con un sueño saludable y reparador
libre de angustias y pesadillas,
de angustias y sobresaltos.

7 hermanos durmientes,
os pido que durante esta noche
me libréis de todo mal,
no permitáis que el enemigo pueda obrar
en mis sueños, contra mí.
 
Ayudadme a tener sueños conforme
a la perfecta voluntad de Dios
y a descansar lo suficiente
para mañana poder seguir sirviendo
a la gloria de nuestro Señor.
 
Amén.

 
Su festividad es el 17 de Julio

 Los Bienaventurados siete hermanos durmientes llamados Maximiano, Maleo, Martiniano, Dionisio, Juan, Serapión y Constantino, fueron hijos de un caballero ilustre de Éfeso.
 
Se había levantado en este tiempo la cruel persecución del emperador Decio contra la iglesia de Cristo y entre otros muchos Cristianos fueron presos estos siete hermanos mozos de muy gentil disposición y gracia y fueron presentados ante Emperador. Por mucho que él los procuró persuadir, ya con halagos y ya con amenazas, a que adorasen a sus dioses, nunca lo pudo conseguir de ellos, que se mostraban muy valerosos, y confiados en la fe de Cristo.
 
El Emperador aunque los mandó quitar los cintos de oro que como soldados, y caballeros llevaban (que era los mismo que quitarles la nobleza) no quiso luego ejecutar en ellos su saña y furor, es más, movido de cierta compasión, los dejó para que pensasen mejor lo que les convenía y luego se rindiesen a u voluntad.
 
Ellos determinados a morir por Cristo recogieron la hacienda que pudieron y la repartieron a los pobres y se encomendaron fervorosamente a Dios, suplicándole que los librase de la violencia de aquel tirano  o que les diese fuerzas para padecer por su amor y se retiraron a una cueva donde pensaban estar seguros.
 
Supo esto el Emperador y la mandó sellar para que les sirviese de sepultura.
 
Durmieron en ella 177 años, y en el tiempo de Teodosio el Menor, fueron hallados. Hay Autores que dicen, que murieron en la cueva y otros dicen que la cueva se abrió a los 200 años y que los encontraron vivos manifestándose el milagro de Dios que los había guardado con vida durante tanto tiempo y que ellos mismos, una vez que se había visto el milagro, volvieron a poner la cabeza en el suelo y volvieron a quedar dormidos hasta la resurrección de las almas.

Esta historia perdura tanto para la iglesia católica como para los musulmanes, que también la tienen registrada en sus escritos y la cueva todavía es lugar de peregrinación.
 
Meditación de los sueños del mundo
 
El que sueña no se da cuenta de que está soñando, ya que los sueños parecen realidad. Sueña el pobre que está entre grandes riquezas y honras y cuando despierta, se encuentra pobre  y enfermo.
 
Tanta ilusión y mayor hacen las riquezas y honras celestiales, y estas son eternas no como las terrenales y las imaginarias y vanas que finge el que sueña. Por lo cual, como es sueño del que duerme imaginar montones de oro, así es fácil pensar que todas estas riquezas temporales y las honras del mundo, son castillos de aire, fingidos y vanos en comparación con las verdaderas riquezas de la gloria eterna.

El mundo nos tiene engañados, haciéndonos ver, como a los que sueñan,  que las cosas mundanas son cosas importantes y  con estos sueños nos enorgullecemos y ensalzamos. Los sueños levantan a los imprudentes. Soñar es pensar, que la gloria de este mundo y la honra en que ahora vivimos ha de durar mucho tiempo. Job dice, hablando de la brevedad de la honra y de los gozos del mundo: como sueño que vuela, no es hallado, y pasará como viento de noche.

La velocidad con que pasa la alegría del mundo es aquí comparada a la ligereza con que pasa el sueño, como dan de ello testimonio los malos, que en el infierno dicen: ¿De qué nos sirvió nuestra soberbia ni la abundancia de riquezas si pasaron todas aquellas cosas como sombras, y como viento muy ligero?
 
Ruega por los que están dormidos y no entienden la Palabra de Dios.

ORACIÓN

Señor Dios, que con la anual solemnidad
de los Bienaventurados santos hermanos,
los Siete Durmientes, Confesores tuyos,
nos das esperanza y nos alegras:
concédenos que despiertos para ti al amanecer,
pasemos todo el día haciendo obras
que sean de tu santo agrado.
 
Así mismo, concédenos, Dios Padre,
la suplica que por mediación de ellos
te hemos hecho en nuestra plegaria.
 
Por nuestro Señor Jesucristo, Hijo tuyo,
y que contigo vive y reina,
en unidad del Espíritu Santo.
 
Amén.
 

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