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martes, 26 de junio de 2018

A SANTA ANA, MADRE DE LA VIRGEN, ORACIÓN PARA SALIR DE LA POBREZA, DEUDAS Y MISERIA


A ti acudo Gloriosa Santa Ana
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,
y por el poder de las Tres Divinas Personas
te rezo mi plegaria:

¡Oh! Bendita y gloriosa
Ana de Belén de Judea,
esposa fiel y amantísima de San Joaquín,
nacido en la Galilea.

Por tu gran humildad
y por el estricto cumplimiento
a la ley dictada por Dios a Moisés,
cuando se la entregó en las tablas
en el Monte Sinaí,
 fuiste elegida ya en la vejez,
para ser madre de la más pura y bendita
de todas las mujeres,
quien había de ser madre
del redentor del Mundo.

¡Oh! Gloriosísima Santa,
abuela de Jesucristo,
a ti clamo y a ti ruego
para que así como tú suplica
fue atendida por Dios
para satisfacción tuya y de tu Santo Esposo,
intercedas por mí
ya que me encuentro rodeado
de pobreza, deudas y miserias,
agobiado por incertidumbres y tribulación.



(Exponer el problema y hacer la petición)

Bendita y Gloriosa San Ana,
oye mi suplica,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.

Bendita y Gloriosa San Ana,
muéstrame tu misericordia,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.

Bendita y Gloriosa San Ana,
atiende mi lamento, y dame solución,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén
 
Su festividad se celebra el día 26 de julio.

La bienaventurada Santa Ana, Madre de nuestra Señora la Virgen María, Madre de nuestro Señor Jesucristo, fue natural de Belén, hija de Stolano (también llamado Gaziro) y de Emerencia. Fue esposa de San Joaquín, Galileo, de la Ciudad de Nazareth.

Los dos eran de la Tribu de Judá y del Real linaje de David. Ejercitaban continuamente la Ley de Dios, siendo muy piadosos en oraciones y obras piadosas, particularmente en limosnas, porque dividían la renta que cada año cobraban de su hacienda en tres partes, de las cuales una gastaban en su casa y familia; la otra en el Templo y con sus Ministros; y la tercera se la daban a los pobres.

Vivía muy afligido este santo matrimonio porque en los veinte años no habían la bendición de los hijos por lo cual se sentían como avergonzados y apartados del trato y conversación de los hombres de su alcurnia, hasta que un día se le apareció un ángel a San Joaquín y le dijo que Ana, su mujer pariría una hija a quien pondrían por nombre María, la cual sería llena del Espíritu Santo.

Concibió Ana de su marido Joaquín, y parió a la Serenísima Virgen María, hija unigénita suya, a la cual crió con amor perfecto de madre hasta la edad de tres años, que la ofrecieron a Dios en el Templo. Se dice que Santa Ana murió a la edad de ochenta años, después de haber nacido Jesucristo y teniendo el Imperio Romano el Emperador Octaviano.
 
Meditación de la vida de Santa Ana
 
Santa Ana pedía a Dios, con muchísima humildad que la librase de la vergonzosa esterilidad que la hacía sufrir y llorar y no alcanzó esta gracia hasta después de veinte años de ayunos y oraciones. No te aflijas ni te tengas por desechado de Dios si no te otorga al momento lo que le pides: persevera en la oración y lo alcanzarás al fin  con tal que pidas cosas gratas a los ojos del Altísimo, con humildad y confianza.

 
Un Ángel del Cielo vino a decir a Santa Ana que concebiría y al instante le creyó sin dudar. También a ti te ha dicho nuestro Señor Jesucristo, que lo que le pidieres te sería concedido ¿y dudas tu de ello?
 
Dios te puede dar lo que le pides, porque es  todopoderoso y tiene mas inclinación a hacerte bien que tu a recibirle. Pide pues pero que sea con viva fe  y confianza en los méritos de Cristo, pues a veces solo se recurre a Dios cuando se le necesita y es necesario invocarle al principio de cualquier obra para salir con bien de ella.
 
Santa Ana fue agradecida al favor del Cielo ofreciendo a Dios en el Templo la Hija que le había dado. ¿Has dado gracias Dios por los beneficios que has recibido de su generosidad? ¿Te has servido de ellos para honrarle? ¿puede ser que los hayas olvidado y servido de ellos para ofenderle?.
 
No es digno de recibir nuevos beneficios, el que ha sido ingrato a los recibidos.
 
Ruega por los niños que no tienen hogar o que han sido abandonados.
 
ORACIÓN
 
Señor Dios, Padre nuestro celestial,
que te dignaste de dar
a la Bienaventurada Santa Ana, tu gracia,
para que mereciese ser Madre
de la Virgen María y abuela 
de tu Hijo unigénito: 

Concede propicio la petición
que te he hecho en mi plegaria
 y también que sea por ti asistido,
con el amparo de la misma,
cuya solemnidad celebramos.
 
Por el mismo nuestro Señor Jesucristo,
 Hijo tuyo, que contigo vive y reina 
en unidad del Espíritu Santo Dios,
por todos los siglos de siglos.
 
Amen.
 
 
 

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