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jueves, 10 de mayo de 2018

EXORCISMO DE SAN CIPRIANO COMPLETO

 
San Cipriano, obispo de Cartago, nació alrededor del año 200 en la ciudad de Cartago (África del Norte, la península de la actual ciudad de Túnez, Túnez), donde se llevarán a cabo su vida y su obra.
 
Thascius Cyprianus era el hijo de un rico senador pagano, y recibió una hermosa educación secular, convirtiéndose en un famoso orador, y profesor de retórica y filosofía en la escuela de Cartago. A menudo venía a los tribunales para defender a sus conciudadanos.
 
San Cipriano de Cartago dejó a la Iglesia un patrimonio precioso: sus escritos y 80 letras. Las obras de San Cipriano fueron aceptadas por la Iglesia como modelo de confesión ortodoxa y leídas en 2 Concilios Ecuménicos (Éfeso y Calcedonia).

En los escritos de San Cipriano, se afirma la enseñanza ortodoxa sobre la Iglesia: se basa en el Señor Jesucristo, y fue proclamada y construida por los Apóstoles. La unidad interna se expresa en una unidad de fe y amor, y la unidad externa se manifiesta por la jerarquía y los sacramentos de la Iglesia.
 
EXORCISMO DE SAN CIPRIANO
 
Que trata de los exorcismos y el modo de conocer si una persona padece de hechizos o enfermedad natural.
 
Los exorcismos sirven para expulsar a los espíritus cuando se hallan posesionados de alguna persona, a la cual hacen padecer horriblemente con sus tentaciones y tormentos. A veces le sugieren pensamientos extraños y palabras repugnantes, y aun le obligan a lanzar blasfemias y gritos furiosos.
 
Es conveniente saber antes de proceder a la curación, si la enfermedad es ocasionada por hechizos o si es natural, pues a veces ocurre que una enfermedad desconocida para los médicos, se atribuye a causas sobrenaturales. Cuando esto sucede puede salirse de dudas, ejecutando lo siguiente:
 
Se procurará que una persona provista de un talismán exterminador coloque su mano derecha sobre la cabeza del enfermo, diciendo con fe y voluntad:
 

"Yo te ruego y ordeno, espíritu desconocido, en nombre del Ser Supremo y del admirable Adonai, me declares el motivo de hallarte atormentando este cuerpo que cubro con mi mano. También deseo me digas qué es lo que pretendes al hacerlo así. Yo te ofrezco si me obedeces rogar a Dios por ti para que seas purificado y transportado a "donde moran los ángeles celestiales".

El objeto de esta oración, es saber si el espíritu anda errante por el mundo en demanda de caridad y oraciones, pues basta que le digan:

 

"Yo te ofrezco si me obedeces, rogar a Dios en ese caso por ti para que el doliente quede sosegado y tranquilo; mas si esto no sucede, se arrodillarán todos los circunstantes y elevando el alma a Dios, recitarán de nuevo la indicada oración".

Se ha de advertir que lo mismo, pueden hallarse aposentados en nuestro cuerpo los espíritus buenos, no perfectos, que los malos o de daño, y por lo tanto, cuando el enfermo se halle tranquilo por la virtud de la oración precedente, se ha de suponer que quedará libre mediante los ruegos que todos los días se dirijan al Altísimo en demanda del perdón y purificación del espíritu, el cual en agradecimiento dejará de molestarle; mas si el espíritu fuera de mal o de daño se conocerá en que al oír la oración causará más tormentos y molestias al enfermo. En este caso se tratará de expulsarlo acudiendo a los exorcismos.

Si el enfermo no percibe modificación ninguna, es prueba de que su enfermedad es puramente natural.

PRECEPTO O CONJURACION A LOS DEMONIOS PARA QUE NO MORTIFIQUEN AL ENFERMO
DURANTE EL TIEMPO QUE DUREN LOS EXORCISMOS

"Yo como criatura de Dios, hecho a su semejanza y redimido con su sangre, os obligo por este precepto, demonio o demonios, para que cesen vuestros delirios y dejéis de atormentar con vuestras furias infernales, este cuerpo que os sirve de aposento.
 
Por segunda vez os cito y notifico que el nombre del Soberano Señor, fuerte y poderoso, que dejéis ya este lugar y salgáis fuera de él, no volviendo jamás a ocuparle.

El señor sea con todos nosotros, "presentes y ausentes, para que tú, demonio, no puedas jamás atormentar las criaturas del Señor. Huye, huye o de lo contrario serás amarrado con las cadenas del Arcángel Miguel, y humillado con la oración de San Cipriano dedicada a deshacer toda clase de hechicería".


En seguida se dirá la siguiente:

ORACION DE SAN CIPRIANO

"Como siervo de Dios y criatura suya, desligo del espíritu maligno cuanto éste tiene ligado, en el nombre del Divino Creador a quien amo desde que le conozco, con todo mi corazón, alma y sentidos, y a quien prometo adorar eternamente, y agradecer también los beneficios que cual padre amoroso me concede sin tasa ni medida, yo te ordeno, espíritu del mal, que te separes en el acto de este cuerpo que estás atormentando y le dejes libre de tu presencia, para que pueda recibir dignamente las aspiraciones del agua exorcizada que, cual lluvia divina, echo sobre él diciendo:

En el nombre del padre, del hijo, del Espíritu Santo (se hace así), que vives y reinas eternamente; por las virtudes que poseen los espíritus superiores, Adonay, Eloim, y Jehován, cuya presencia y fortaleza invoco en este acto. Amén". 


Todas estas invocaciones deben ser hechas con gran fe y amor de Dios y es seguro que Satanás no aguardará al final del exorcismo que va a continuación para dejar libre al enfermo o poseído.

EXORCISMO PARA LIBRAR A LAS PERSONAS
DE LOS MALOS ESPIRITUS

"En nombre de San Cipriano y de parte de Dios, tres veces santo, por la potestad de los espíritus superiores Adonay, Eloim, Jehován y Mitraton, yo (Aquí dirá su nombre el que opera), absuelvo el cuerpo de (Aquí se dirá el nombre del enfermo o poseído) para que sea libertado de todos los malos hechizos, encantos y sortilegios, ya sean producidos por hombres o mujeres ya por cualquier otra causa. Dios sea alabado y glorificado, y se digne disponer que todos les sortilegios queden deshechos, destruidos, desligados y reducidos a nada, para lograr de este modo que el cuerpo de (nombre del enfermo o poseído) quede libre de todos los males que padece.

¡Dios grande y poderoso! sea tu nombre glorificado y que por vuestra soberana intercesión sean expulsados los malos espíritus que se han aposentado en el cuerpo de (nombre del enfermo o poseído) cesando ya el sortilegio que los causadores de este daño han empleado. Yo os conjuro y mando, desaparecer sin que jamás podáis volver a entrar a este cuerpo en el cual hago tres, cruces (Se hará con el dedo pulgar de la mano derecha una cruz en la frente, otra en el pecho y otra en el vientre del enfermo.) y le bendigo con el agua exorcizada en el nombre del Padre, del Hijo y del Santo Espíritu, que amparen y protejan a (nombre del enfermo o poseído) para que jamás se vea atar, el mentado".


Al decir estas palabras se le rociará con agua bendecida.

Es conveniente saber que el que ejecuta el exorcismo ha de estar colocado a la derecha del enfermo, y que las cruces se han de hacer precisamente de izquierda a derecha.
 
 
 

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